La pandemia ha redefinido los modelos de trabajo de las empresas españolas. Si antes de la declaración del primer estado de alarma solo el 4,3% de los empleados trabajaba en remoto, la COVID-19 obligó a la mayor parte de las compañías a migrar sus infraestructuras y equipos al teletrabajo. En la actualidad, entre 2,8 y 3,2 millones de personas realizan su labor profesional desde sus hogares. Una situación que ha impactado en las estrategias de IT de las organizaciones que deben apostar por tecnologías vinculadas al modelo híbrido y capacitar a sus plantillas para garantizar la seguridad y privacidad de la información.
Del trabajo presencial al teletrabajo y al trabajo híbrido
Muchos son los beneficios asociados al teletrabajo: mejora la flexibilidad, limita los desplazamientos, facilita la conciliación y aumenta la productividad de las plantillas. Según el informe Why working from home will stick, el trabajo remota mejora el rendimiento de los trabajadores hasta un 13% debido a la disminución de las distracciones y de las pausas y al incremento del bienestar personal. Si bien estas ventajas dependerán del tipo de trabajo a desarrollar, el éxito del teletrabajo se plasma en la aprobación de un Real Decreto-ley que regula el trabajo en remoto por primera vez en España.
No obstante, muchas empresas optan por la combinación de un modelo de trabajo híbrido que permita aprovechar las ventajas del trabajo presencial y remoto. Así, en función de los procedimientos establecidos por cada organización, los profesionales dispondrán de unos días para trabajar desde sus hogares y otros para acudir a la oficina.
La nube, aliada del modelo híbrido
Pero la combinación del trabajo presencial y remoto supone un reto de para las empresas que deben redefinir su estrategia de IT para garantizar la seguridad y privacidad de las operaciones y de la información tanto desde las oficinas como desde los hogares de los trabajos.
Y es que antes de la COVID-19, solo el 27% de las empresas contaba con un plan de teletrabajo. Por lo tanto, gran parte de las compañías carecían de procedimientos establecidos para implementar la infraestructura tecnológica acorde a la necesidad de contingencia provocada por la pandemia.
Las empresas que ya habían optado por un modelo nativo cloud pudieron adaptarse al teletrabajo de forma rápida. Por su parte, aquellas que contaban con soluciones on-premise requirieron de un proceso de implementación de la infraestructura necesaria para el trabajo remoto más largo. No obstante, en algunos casos, se carecía del know how y protocolos para mantener a salvo las redes corporativas.
Por eso, en los últimos 18 meses se ha producido una migración masiva al cloud para dotar a la infraestructura de mayor flexibilidad y escalado más rápido. Casi la mitad de las empresas, el 46%, utiliza ya la nube y se prevé un incremento en los próximos meses.
IDC calcula que las tecnologías que permitan combinar el acceso al trabajo en remoto y presencial crecerán un 17,4% respecto al año 2020, lo que supondrá una inversión de casi 656.000 millones de dólares. “Para impulsar el crecimiento y la diferenciación competitiva, las organizaciones invertirán en tecnologías y servicios que impulsen la automatización, la colaboración entre personas y máquinas, nuevas estructuras organizativas y estilos de liderazgo, oportunidades de aprendizaje dinámico, un lugar de trabajo reimaginado y un entorno de trabajo digital que no esté limitado por el tiempo o el lugar físico”, afirma Holly Muscolina, de IDC.
En 2021, las tecnologías vinculadas a la transformación del puesto de trabajo crecerán más de un 17% respecto al año anterior.
Para la consultora, la mayor parte de la inversión se destinará a hardware con 228.000 millones de dólares. Seguida de los servicios con más de 123.000 millones. Mientras que el software crecerá un 21,3% hasta el 2024.
No obstante, los responsables de IT evalúan las necesidades de cada compañía para adoptar la solución técnica que mejor se adapte a sus necesidades. Si bien el cloud no quiere de inversiones iniciales y destaca por su rápida implementación, muchas compañías optan por la convergencia de soluciones cloud y on-promise para alojar la información más sensible o confidencial en servidores propios.
Con independencia de la solución técnica adoptada, las estrategias de IT también deben contemplar la formación del personal. Aunque el 80% de las compañías consideran que sus equipos tienen los conocimientos y disponen de la tecnología necesaria para minimizar las amenazas informáticas, el 73% es consciente de que pueden sufrir amenazas de seguridad y el 45% ya ha visto amenazada su seguridad, tal y como revela el informe de ESET.
Así combinar una infraestructura que garantice la privacidad y seguridad de la información corporativa en el modelo de trabajo híbrido y la capacitación de las equipos para reducir al máximo los posibles riesgos de ciberseguridad son factores críticos de las estrategias de IT de la era post COVID-19.